El síndrome X o metabólico, a pesar de no ser muy conocido, afecta al 25% de la población de EEUU, pero estas personas creen estar padeciendo otras patologías.
Según la OMS, se puede diagnosticar este síndrome siempre que se presenten, de manera simultánea, al menos 3 de los siguientes factores: hipertensión arterial, diabetes, insulinorresistencia, dislipidemia (alteración del perfil lipídico), alta concentración de ácido úrico y obesidad abdominal.
Su origen es aún desconocido. Se cree que la genética tendría mucho que decir en esto, pero cobra más peso el estilo de vida actual: una incorrecta alimentación, escaso ejercicio físico y altos niveles de estrés.
Entre los factores de riesgo se encuentran el tabaquismo, la obesidad, la edad y beber en exceso. El hecho de padecer este síndrome significa un incremento en el riesgo de padecer diabetes, enfermedades coronarias y cerebrovasculares, síndrome ovárico poliquístico, asma, alteraciones del sueño, higado graso e incluso algunos tipos de cáncer.
No es un trastorno fácil de diagnosticar, pero una simple analítica nos puede dar una pista si observamos niveles altos de LDL y bajos de HDL en sangre.
Su tratamiento no es algo fácil, se basa en la prevención: un cambio en el estilo de vida, práctica habitual de ejercicio físico y una mejora en la dieta, reduciendo el consumo de grasas saturadas y azúcares y aumentando el de fruta y vegetales. Lo erróneo sería tratar cada uno de los síntomas de la enfermedad por separado.
Sólo se debe prescribir medicación cuando el resto de medidas son insuficientes.
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